CONSUMO MENTAL: Parte 1, del si pesa es bueno, a lo ligero pesa menos.

De nuevo por su mente circulaban contaminantes pensamientos materiales. Mañana lo recibiría. Su introducción en el mercado había sido bombardeada noche y día en series, anuncios y por los primeros que con la «suerte» de la opulencia ya hacían gala de sus vestiduras, mostradas como imprescindibles y próximamente inservibles.

A mil enfermedades de distancia, David tenía de nuevo los pulmones infestados de ese material que marcaba su vida y su desgracia.

Tras todo el día recogiendo piedrecitas, aparentemente inservibles pero tan bien cotizadas; bueno maticemos, tan cotizadas en tierras que David no pisará, a menos que se juegue la vida en ello y reciba rechazo, podredumbre y represión.

En sus tierras, esas aparentemente inútiles piedritas, asolan todo a su paso; selvas, ríos, civilizaciones,… Y son un mar de sangre golpeando la orilla del progreso.

Todo ello fue golpeando la mente de gentes tan distantes, tan diferentes, siempre varados en direcciones opuestas.

Los siempre endebles pilares del progreso humano constantemente vieronse golpeados por los mil y un juguetitos. Cimientos en la competencia y la lucha encarnizada que pretenden en la educación de nuestros hijos. Los cuales, ya de mayores se verán dominados por mil y una fuerzas que no comprenden, pero los sumen en ese ocioso descanso, donde nada los libera de las ataduras a la monotonía de una vida hecha de consumo inservible, donde el progreso material es la meta individual y colectiva de sociedades avocadas a un nefasto futuro de aguas contaminadas, de montes contaminados y ciudades, donde respirar, quizás no sea posible.

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