CONSUMO MENTAL: Parte 1, del si pesa es bueno, a lo ligero pesa menos.

De nuevo por su mente circulaban contaminantes pensamientos materiales. Mañana lo recibiría. Su introducción en el mercado había sido bombardeada noche y día en series, anuncios y por los primeros que con la «suerte» de la opulencia ya hacían gala de sus vestiduras, mostradas como imprescindibles y próximamente inservibles.

A mil enfermedades de distancia, David tenía de nuevo los pulmones infestados de ese material que marcaba su vida y su desgracia.

Tras todo el día recogiendo piedrecitas, aparentemente inservibles pero tan bien cotizadas; bueno maticemos, tan cotizadas en tierras que David no pisará, a menos que se juegue la vida en ello y reciba rechazo, podredumbre y represión.

En sus tierras, esas aparentemente inútiles piedritas, asolan todo a su paso; selvas, ríos, civilizaciones,… Y son un mar de sangre golpeando la orilla del progreso.

Todo ello fue golpeando la mente de gentes tan distantes, tan diferentes, siempre varados en direcciones opuestas.

Los siempre endebles pilares del progreso humano constantemente vieronse golpeados por los mil y un juguetitos. Cimientos en la competencia y la lucha encarnizada que pretenden en la educación de nuestros hijos. Los cuales, ya de mayores se verán dominados por mil y una fuerzas que no comprenden, pero los sumen en ese ocioso descanso, donde nada los libera de las ataduras a la monotonía de una vida hecha de consumo inservible, donde el progreso material es la meta individual y colectiva de sociedades avocadas a un nefasto futuro de aguas contaminadas, de montes contaminados y ciudades, donde respirar, quizás no sea posible.

CONSUMO MENTAL: Parte 2, Los pilares del progreso humano

De nuevo, nuevamente escribiendo, satisfizo una duda que le asaltaba, consiguió saltar un muro de ignorancia. Deshizo para volver a hacer rica la orilla de la cordura. Plasmó en la calle una idea, que fue suya y de otros al mismo tiempo. Y entre tanto la preparaba, disfrutó con sus amigos venciendo al silencio táctil que antes los abordaba. » Y si lo hacemos así. Ahora tu entras y yo salgo. No se, saltemos todos los muros y mostremos la realidad del problema.» Dinero, dinero no cobrarían por ello. «No, no lo necesitamos. Que se esfume»

Disfrutaban de la meta, disfrutaban del consumo mental, que no consume; que les había llevado a conseguirla.

«Hoy hay un recital. Mañana se expone una vida del reciclaje. Quizás enseñe, digo aprenda las mil y una artes que poseemos, que hoy en día estamos perdiendo»

«Ayer encuaderné mi libro. Creo que haré unos cuantos más pa los colegas»

«Hoy en el parque han hecho un concierto de flamenco. Todo el día bailando break y rapeando se olvidaron de los litros».

«Como le gusta a Luis hacerse su propio vino. Mañana hay cata del vino de los vecinos»

«El barrio bulle de arte y progreso, progreso humano» Atrás quedaron cenas de pareja absorbidas por el móvil. Una educación, intentando plasmar a los ordenadores y muchos juguetitos, inservibles pasados meses, por supuesto.

El progreso mental llevado a cabo todos juntos, saco de su casa a todo aquel que hoy se aburre mirando nuevamente un programa a través de una caja, digo placa, que  golpea la mente haciéndonos vivir la vida de otros, desear la vida de otros. Nuevos juguetitos, meses a …, inservibles.

Juntos superaron muchos miedos, pasaron grandes ratos; y nuestro amigo David por fin, dejó de ir de la yacija al tajo, del tajo a la yacija; y con la muerte, siempre acechando.